Por Pedro Mendoza.
“Cuenta una leyenda que si quieres hacer que un burro se mueva necesitas colocar una zanahoria por delante del hocico y un palo golpeando el lomo por detrás.”
Los sistemas económicos que han regido las decisiones gubernamentales del siglo XVIII a la fecha están fuertemente relacionados a la compra-venta entre particulares y los intereses que a éstos incentivan, ¿cuál debe ser el papel del gobierno en estas transacciones? Esta pregunta difumina la línea entre intervenciones sociales eficientes y tristes políticas asistencialistas.
Dentro de un marco económico, “eficiencia” no significa únicamente producir y distribuir bienes de bajo costo, sino la medida en la que los miembros de una sociedad encuentran sus artículos de consumo. Pero estos artículos (o bienes) también son de carácter público y no serán producidos normalmente por organismos privados, sino por el gobierno, lo cual los convierte en bienes escasos.
Desafortunadamente, la mayoría de los programas gubernamentales no funcionan acertadamente y consisten principalmente en echar dinero a los problemas. Dada la poca eficiencia y accesibilidad a estos bienes (como servicios, equipamiento y apoyos) se genera una carencia natural de interés privado en temas prioritarios como protección al medio ambiente, calles descongestionadas y seguridad; y por ende una exigencia insatisfecha en la calidad de vida en los habitantes.
El debate entre destinar o no recursos sobre estos temas repercute en una falta de métodos acertados para su distribución a fin de lograr “equidad”, lo cual disminuye la posibilidad de un mercado orientado a incentivos. Es así que la falta de incentivos y el aumento de las reglamentaciones separa los logros públicos de los intereses privados, dejando sin oportunidades de acceso y mejora de calidad de vida a un porcentaje importante de la población.
He ahí que la burda metáfora del palo, el burro y la zanahoria me viene a la mente cuando pienso en los retos de transporte y desarrollo inmobiliario de la ciudad, que desde una postura optimista no van del todo mal, pero que evidencian la falta de entendimiento de estas nociones básicas de nuestro sistema.
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Arquitecto por el ITESM Campus Querétaro. Realizó sus prácticas profesionales en Tod Williams Billie Tsien Architects en Nueva York y en Estudio Lamela en la Ciudad de México. Actualmente colabora como jefe de taller en g3arquitectos y como profesor adjunto en el Taller de Fin de Carrera de la Escuela de Arquitectura del ITESM Campus Querétaro. Otros textos de Pedro: Proyecto Comunitario | 08/07/2013 Ciudades Caducas | 18/03/2013 La Destrucción de las Ciudades | 21/04/2012Sketch realizado por Pedro Mendoza.
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