Por Miguel Rodríguez.
Podemos tener varias interpretaciones de la Fauna, o los animales que habitan junto a nosotros en nuestro entorno urbano; algunos podrán interpretar el término como los ‘animales’ que no respetan los señalamientos de tránsito o maltratan la imagen de la ciudad, es decir no saben como vivir en ésta y convivir con los demás integrantes de la sociedad; sin embargo y sin ánimos de ofender, el término ‘animales’ les queda corto a muchos de los que viven o vivimos la ciudad.
Pero existen otros animales, una verdadera fauna natural, especies diferentes a la nuestra, que tampoco saben como reaccionar a la invasión desmedida y la expansión de la ciudad.
Y que obedeciendo a sus instintos y protegiendo su hábitat natural, afectan en cierta medida la calidad de vida de los habitantes humanos; obviamente orillados por nosotros mismos.
En esta ocasión voy a hablar en específico de las aves; los vemos diariamente convivir con nosotros, esquivar milagrosamente los coches, en su sencilla y pacífica tarea de conseguir alimento, reproducirse y cantar; diariamente nos recuerdan su amable existencia con sus desechos de su proceso alimenticio sobre nuestros parabrisas o si caminas y tienes suerte sobre nuestras cabezas.
Estos animales, cumplen sin duda una tarea en la cadena natural de nuestro hábitat ya no tan natural, limpian comiendo insectos o granos, y favorecen la reproducción de las especies vegetales, además de ser un elemento poético en los paisajes urbanos. Sin embargo siempre que una especie natural se ve afectada en su entorno, tiende a convertirse en una plaga generando problemas.
El caso en Querétaro, se desencadena desde que, con el cambio de imagen del Río Querétaro, se desarboló en gran medida la zona, reponiéndola con árboles nuevos y de menor follaje lo que desmanteló la vivienda de miles de pájaros, de igual forma la desaparición del árbol gigante de Corregidora expulsó también a miles de aves; en su instinto todas estas familias buscaron refugio y tengo registro de que lo encontraron desde hace algunos meses en Avenida Colinas del Cimatario, donde podemos ver, ya cayendo la tarde, el espectáculo de estos pequeños planeadores buscando una rama en donde dormir.
Los árboles en los casi dos kilómetros de esta Avenida no son suficientes para todas las aves que buscan refugio, causando que muchos de estos queden muertos en las banquetas como se puede ver en las mañanas de camino por la Avenida; otro grave problema es que los árboles de esta zona se están quedando sin hojas y el camellón sin pasto por la extrema cantidad de excremento que se acumula y que a su vez causa mal olor, mala imagen, obstrucción de alcantarillas, polvo y alergias en los habitantes de la colonia, quedando un escenario de devastación y desorden natural.
No estoy seguro qué es lo que podamos hacer, es poco probable que cada uno de nosotros podamos plantar un gran árbol en nuestras casas y si es posible hagámoslo, pero como los árboles tardan años en crecer, ¿será posible diseñar algún elemento artificial que sirva para dar alojamientos a los pájaros? al fin y al cabo ellos también se conforman con dormir en los cables , y si no…en los espacios públicos tenemos otra vez la respuesta, fomentando el uso de estos espacios podemos exigir una reforestación de estos lugares, cada camellón puede ser bien el hogar de miles de éstos amigos, menos anuncios y espectaculares y más vegetación; exijamos más arboles en nuestro entorno urbano, si no lo exigimos nosotros, a ellos menos los escucharán y simplemente algún día se dejaran de escuchar.
Excelente comentario. Desgraciadamente esta es una de las muchas externalidades que se generan conforme la mancha urbana se expande.
Singapur acaba de construir una cantidad de árboles de concreto y metal para “compensar” de cierta manera por la deforestación de un tramo de bosque que se perdió al urbanizar la zona. No sé si sea una solución efectiva al problema que tú comentas, Miguel, pero quizá sea bueno investigarlo.
Muy buen artículo. Un abrazo!
Creo que hay muchas maneras de ayudar a los voladores que se han quedado sin hogar. Una maceta o todo un jardín en la azotea, jardines verticales… Cosa de echar un poco de imaginación y ganas de ayudar a nuestras ciudades.
Definitivamente los pájaros (y muchas otras especies) forman parte de nuestras ciudades y por lo menos para mi, Querétaro es especial por las parvadas inmensas que en las tardes dibujan el paisaje. Me recuerdan a mejores tiempos, a mi infancia, a un mejor Querétaro. Al leer tu artículo me acordé de este proyecto: http://www.plataformaarquitectura.cl/2012/04/02/nidos-urbanos-dom-arquitectura/
Debemos plantar más árboles que sustituyan los “hogares” de estas aves, que se eliminan como consecuencia de la urbanización sin urbanidad. Esto es una tarea más de los ciudadanos para crear alojamiento para estas especies voladoras en zonas donde tanto ellas como nosotros podamos disfrutar de un descanso después de la ardua tarea del día…una tarea más de todos, ciudadanos y autoridades, que deberíamos de estar interesados en esta problemática como en tantas otras a las que simplemente no les prestamos atención.
Qué enfoque tan maravilloso. En serio, que ahora para reinventar la ciudad se le evalúa spólo con que es injusta para los hombres, pero… es una evqaluación incompleta.
Solo nos hace bien integrar este factor. Cualquier distancia con el atropocentrismo nos puede ayudar a cambiar de escala; a tener una perspectiva competa.
Nada nuevo que añadir… sólo para respaldar el buen artículo.
Como siempre muy buen artículo y ,muy bien escrito ¿eres arquitecto o escritor profesional? Bueno, en algunos casos se trata de aves (urracas, chanates o pájaros negros) que se han convertido en plaga urbana…si ese es el caso yo sugiero se les controle (no exterminio) y no tengan tanta descendencia, porque en la zona donde habitan normalmente no hay otras especies de aves más pequeñitas porque éstos (las urracas) al comer de todo ingieren sus huevos o sus crias y solo se pueden reproducir las aves que puedan competir en tamaño o en defensa.