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De lo Público y lo Privado

Por Darián Lerma.

En esta ocasión hablaré de un tema que parecería estar lejos de lo que estamos acostumbrados a tratar, pero revisando los efectos a una escala mayor veremos que seguimos regresando a lo mismo.

Y es que de un tiempo para acá me he estado preguntando, como arquitectos al momento de proyectar un edificio público, o una plaza comercial nos exigen un cierto numero de cajones de estacionamiento en relación al uso que se desarrollará en dicho lugar, es parte del reglamento de construcción, lo marca la Secretaria de Desarrollo Urbano y es parte de los requerimientos y lo que se ofrece a los usuarios.

Sin embargo como usuario me he dado cuenta que sorpresivamente el término público en esta ocasión no tiene nada que ver con el significado de la palabra “público” en sí.

Público se refiere al pueblo, que pertenece a él y es financiado por medio de recursos estatales que son aportados a la vez por el mismo pueblo. Lo contrapuesto a privado, que no tiene dueño por lo tanto puede ser utilizado por todos.

Entonces en teoría y haciendo referencia a esta definición, en nuestra ciudad hay más estacionamientos privados que públicos, incluso los que falsamente se hacen llamar “públicos”, y en casos extremos convirtiendo la calle (un espacio indiscutiblemente público) en propiedad privada, no falta el individuo que te cobra “por echarle ojo” y sino ya vas sufriendo y dudando por las condiciones en las que puedes encontrar tu vehículo cuando regreses.

Lo que sucede ahora es que las calles aledañas, vecinos y demás se ven afectados por la situación, ya que lo usuarios buscan estacionarse cerca causando ya un conflicto en la zona, muchas veces entorpeciendo el tráfico y por lo tanto esto ya representa un problema en la ciudad.

Considero que más haya de ser una injustica, que se este sacando tremenda ventaja de esta situación, al ver que en distintos lugares ya se cobra el estacionamiento a los usuarios con el pretexto de las cuotas de mantenimiento y demás, valdría la pena darle la vuelta a la situación. Con esto me refiero a sacar ventaja de que sin duda este hecho hará que las personas opten por utilizar menos su automóvil, ya que representa un gasto (considerable) el estacionamiento, y al ver saturada las calles tendrán que pensar en otra alternativa.

Lo que sería una iniciativa prometedora, sería que estos estacionamientos destinaran una parte a ofrecer a los usuarios de dichas alternativas, ya sea tarifas especiales para autos ecológicos, espacios para estacionar bicicletas (no por cumplir sino con verdadera intención) y promover el uso de transporte público (este también que de público no tiene nada pero ese es otro tema), más como una iniciativa sustentable, algo parecido a lo que se hizo en los supermercados con las bolsas de plástico. Al cobrarlas la gente optó por utilizar su bolsa ecológica al ver que representaba un gasto para ellos.

Valdría la pena revisar qué tipo de incentivo podría hacer que la gente empezara a cambiar estos hábitos y entonces por medio de estas propuestas empezar a exigir y apoyar otro tipo de medios de transporte y movilidad en las ciudades. Iniciativa es lo que hace falta, ¿por qué no empezar ahora? Sigamos el ejemplo de varias ciudades, estos pequeños cambios son los que hacen la diferencia entre una ciudad sustentable y una ciudad insostenible.

Les comparto una foto que me pareció interesante.

¿Cuántas bicicletas caben en un espacio donde normalmente se estaciona un automóvil?

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