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Consecuencias

Por Alfonso Copado.

Querétaro de Arteaga es una ciudad de contrastes, como muchas otras en América Latina, en donde ricos y pobres coexisten en un mismo espacio sin ocuparse unos de otros, donde la diferencia de clases sociales es muy marcada.

Este fenómeno de contrastes también se refleja en la estructura de esta ciudad ya que se conforma de barrios y colonias muy distintas una de la otra. Al constituirse esta ciudad, su desarrollo se dio en lo que conocemos hoy como “el centro”, al irse expandiendo, los barrios desarrollados fuera de este sector, fueron considerados como “los del otro bando”, los cuales crecían en función de sus necesidades inmediatas, sin una estructura bien definida, por lo que la calidad de estos espacios es casi nula; como consecuencia de esto el espacio publico se convirtió en un lugar no apto para la convivencia, para la interacción social y con ello solamente su propia muerte.

Mientras tanto las colonias de mayores ingresos tampoco dieron importancia al espacio público, ningún sector de la sociedad quedó exento de estas fallas, mientras la ciudad mantenía su ritmo de crecimiento.

Hoy día, la ciudad de Querétaro enfrenta un grave problema, y es precisamente dotar a la ciudad de espacios públicos de calidad, promoviendo un crecimiento racional, no cartesiano, más bien complejo y organizado que involucre a la sociedad en tan difícil tarea.

En primer lugar, el espacio público es en el que la gente se relaciona y coexiste con sus similares, es un espacio que la gente debe disfrutar, encontrarse consigo mismo, donde el intercambio cultural prevalece y la diferenciación de clases pierde fuerza. El ejemplo más claro de esto es sin duda el jardín Zenea, el cual se transforma los domingos en un foro de intercambio cultural, donde jóvenes y ancianos, ricos y pobres se congregan en un mismo lugar para escuchar las melodías del profesor Aurelio, además de deleitarse con los bailes de la gente que rodea el quiosco. Este es verdaderamente un espacio publico, rodeado de edificios de prudente altura, de vegetación abundante y mobiliario adecuado.

Conforme nos alejamos del perímetro del llamado primer cuadro, la situación urbana se torna cada vez más pobre. Es en las periferias de esta ciudad donde lamentablemente la carta de Atenas ejerce poder y basta echar un vistazo para darse cuenta que la fragmentación se esta dando como en el sur poniente de la zona conurbada, el cual se ha conformado de zonas habitacionales de baja densidad que amurallan su perímetro bloqueando no solo la accesibilidad, sino también la permeabilidad del espacio mismo.

La gente, con el afán de comprar seguridad no comprende las repercusiones que este tipo de conjuntos ocasiona, sin embargo experimentan la problemática día a día en sus automóviles.

Haciendo alusión a pensadores del pasado como Platón, San Agustín y Tomás Moro podemos comprender que el ideal de ciudad es difícilmente alcanzable y en ocasiones utópico, sin embargo es en el ejercicio por alcanzarlos, que el ideal empieza a dejar de serlo para transformarse en realidad. La construcción de la ciudad inicia desde la construcción de la sociedad y con esta el desarrollo de sus valores cívicos que dan orden organización a su estructura social.

La ciudad de Querétaro contiene gran cantidad de espacios residuales (baldíos) en su mancha urbana, los cuales son una oportunidad para dotar de espacios de recreación e interacción y con esto dar nuevamente vida a estos lugares. Tales espacios pueden ser plazas públicas, parques, avenidas mixtas (peatón/automóvil), etc..

Finalmente la tarea del arquitecto no es decir que hacer, sino en conjunto con la sociedad orientar las propuestas y soluciones que la misma aporte.


Alfonso Copado es arquitecto por el Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro y colabora en el despacho Barquet Arquitectos.
Abonce Ramón. “El espacio público”. Ensayo. México 1998 | Bañuelos Cynthia. “La cualidad sin nombre de la ciudad tradicional.”

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