Por Pedro Mendoza.
“…Hay tantas ciudades de México como habitantes tiene. A cada habitante se le presenta una ciudad diferente según sus actividades, sus rutas, sus rutinas…Una forma informe, imposible de captar como forma, más no como sistema, como organismo, como el exoesqueleto del hombre urbano, que carcome el territorio…”
Texto de Alberto Kalach y Juan Palomar para el Atlas de Proyectos para la Ciudad de México 2012.
Coincido con Kalach y Palomar, es imposible definir las ciudades, por lo que me siento mas cómodo entendiéndolo como un escenario en el cual distintas generaciones de habitantes hemos coincidido y moldeado de acuerdo a nuestras decisiones mas o menos afortunadas. Pero, ¿Qué tan tarde o tan temprano llegamos a ellas? ¿En qué etapa nos corresponde habitarlas?
Contamos en el centro histórico de Querétaro con un patrimonio indiscutible, pareciera que esta melancolía por el pasado nos impide afrontar la realidad del crecimiento desmedido de la ciudad y las carencias del transporte público, mientras tanto, el centro de la ciudad comienza a convertirse en un escenario (sumamente maquillado) pero sin estrategias de re densificación e intensificación de uso. Este fenómeno ha provocado que ciudades como Venecia se conviertan en distritos meramente turísticos, cuando en el pasado lograron ser puntos comerciales de suma importancia.
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