Miguel Rodríguez le hizo una pequeña entrevista a Adriana Rodríguez Zamudio, una de sus integrantes. Lee a continuación sus respuestas.

¿Qué dolor de la sociedad ataca Color de Rosa?

Color de Rosa no ataca ‘dolores’ específicos, creemos sólo en cambios positivos en la esfera de lo público y sus consecuencias sobre cada individuo y son esas reacciones individuales y experiencias colectivas lo que nos interesa.

Nos cuesta entender a la sociedad como sólo una amalgama de problemas-soluciones, y más bien, tratamos de enfrentar a la gente a partir de la distracción, la sorpresa, la contradicción, la incomodidad y la participación de un acto efímero, distinto a las concepciones que tienen sobre un lugar o situación cotidiana.

Buscamos reacción de cualquier tipo, el contenido varía dependiendo de las intenciones y objetivos del ejercicio, hasta ahora se han tocado que abordan desde la búsqueda por mejores condiciones para el peatón hasta cambios en la monotonía del espacio público. Desde nuestra perspectiva, intentamos tocar temas espaciales que repercutan dentro de lo social.

¿Qué implica para Color de Rosa la participación ciudadana?

La presencia de las personas es fundamental desde la concepción del ejercicio hasta las últimas consecuencias del mismo, cada proyecto se ejecuta en un momento/lugar específico y la relación de éstos con los usuarios.

No esperamos que cada intervención sea una escenografía ni una muestra aislada de inspiración, tampoco buscamos espectadores; por lo tanto, cada idea es un acto  de participación y a medida que esa experiencia llega a más personas, la intervención se enriquece y se vuelve más fuerte.

¿A qué atribuyen la falta de espacios compartidos y su poca calidad? ¿Es culpa del gobierno o de los ciudadanos?

No creemos en condenas ni en culpables únicos del espacio; la calidad es responsabilidad de quienes lo dan y de quienes lo ejercen. Como ciudadanos estamos conscientes del derecho que tenemos a ser dotados de espacios que incrementen y mejoren la calidad de nuestra ciudad, pero no siempre somos partícipes del cuidado de los mismos.

No sólo se trata de mantener la imagen o la integridad visual de los espacios; el cuidado que se tiene a la elección de los programas y actividades que se desarrollen en él, la localización y accesibilidad que se le da, la identidad y apropiación que se engendra diariamente en estos espacios, es responsabilidad de todos.

¿Es posible hacer cambios en el espacio público sin afectar intereses a terceros?

El espacio público está en constante cambio aunque dichas alteraciones no estén planeadas; nosotros al forzar estas alteraciones, no esperamos un impacto permanente, por el contrario buscamos una reacción o un efecto temporal que cambie la percepción hacia el espacio o que promueva la interacción con lo público.

Entendemos que habrá ejercicios en los que el tiempo funcione de manera distinta, y las condiciones exijan una mayor permanencia de la intervención, entonces las reacciones serán distintas.

No queremos afectar a terceros,  pero sabemos que es imposible que todas las personas tengan los mismos intereses sobre el espacio, sólo hay que asumir la responsabilidad y el criterio para llevar a cabo los proyectos de la mejor manera posible.

¿Las ideas de Color de Rosa representan las de la mayoría de los que habitan los espacios que intervienen?

Vemos esto como un proceso experimental, no hay encuestas ni tocamos puertas; más bien observamos, vamos al sitio un montón de veces.. todos, algunos y solos; recopilamos datos, tomamos fotos, compartimos percepciones, imaginamos escenarios y discutimos las propuestas hasta llegar a la opción más adecuada. La interacción con los usuarios es lo más interesante y viene después.

¿Cómo miden la aceptación o rechazo que sus intervenciones generan? ¿Qué sentimiento es el común denominador?

Desde el momento en el que se interviene, se empieza a evaluar con ayuda de fotos, videos, la opinión de quienes lo viven y la participación de los que se lo apropian. Tratamos de ser muy cautelosos para no afectar de manera negativa a nadie y más bien, los resultados positivos son los que nos motivan a corregir los errores y aprender de los mismos.

La sorpresa puede ser un buen común denominador, nadie espera ver algo distinto en un lugar que siempre tiene lo mismo. Las intervenciones son tan pequeñas comparadas con la escala de la ciudad, que una invitación tan pequeña a formar parte de una excepción es siempre aspiracional.

Sin duda Color de Rosa despierta el interés de los ciudadanos expectantes, ¿Cuáles son sus planes a futuro?

Tratamos de establecer una agenda de intervenciones para no perder la inercia del grupo, cada semana nos reunimos y compartimos intereses/sueños/frustraciones en relación a lo que vivimos día a día en la ciudad y la intenciones que tenemos para causar reacción en algo, pero no hacemos planes muy estrictos de las actividades ni tenemos expectativas fuertes de las mismas.

Hasta ahora, afortunadamente, hemos tenido un flujo bastante orgánico en relación a los proyectos que se van dando, comenzamos con la iniciativa de hacer algo sin saber muy bien qué, sólo estábamos seguros de querer participar y poco a poco entre invitaciones, estudios e intuición, vamos descubriendo la línea a seguir.

Color de Rosa está formado por Sofia Joubert, Gerardo Martínez, Gloria Saavedra, Noemí Fuentes, Chucho Ocampo, David Camarillo, Alexis Lucio, Azul Castañeda, Roberto Cevada, Rogelio de la Garza y Adriana Rodríguez.