Por Montserrat Mendoza.
El modelo de desarrollo de una ciudad expandida generalmente presenta más de uno de los siguientes fenómenos:
Fragmentación urbana. La mancha de la zona urbana se expande hacia las periferias y zonas rurales aún cuando existe espacio disponible en el área urbanizada para su edificación. Los patrones de crecimiento muestran evidencias de fragmentación urbana, es decir, la mancha urbana crece de forma dispersa y amorfa, y presenta vías de conexión únicas con el resto de la ciudad.
Baja densidad poblacional. La densidad es un indicador que se utiliza para evaluar la relación existente entre la cantidad de personas que viven en un área específica y la extensión de ésta; se mide en función del número de habitantes de un área urbana en relación a una unidad de superficie dada, generalmente hectáreas (ha) o kilómetros cuadrados (km2), y se expresa de la siguiente manera:
En este sentido, a mayor superficie y menor población, existe una tendencia hacia la baja densidad poblacional.
Dependencia al uso del automóvil. Los desarrollos periféricos presentan una predominancia de uso habitacional; del mismo modo, los equipamientos y servicios de mayor importancia se localizan en la zona central de la ciudad, provocando una dependencia de las periferias hacia el centro de la ciudad.
En 1970 la ciudad de Querétaro [1] contaba con una superficie de 1,390.40ha que ascendió a 20,534.01ha para el 2015, lo que representa una expansión de 14 veces su tamaño en los últimos 40 años. Dicho crecimiento estuvo causado principalmente por la preferencia hacia el desarrollo de las zonas periféricas y rurales, consecuente de la lógica del mercado inmobiliario, el valor del suelo en el interior de la zona urbana – mucho más alto que en las zonas periféricas – y la forma en la que actualmente se determinan los usos de suelo en la planeación de nuestra ciudad. Su población, en cambio, solamente creció 5 veces con respecto a 1970, lo que en relación al crecimiento expandido y a un desarrollo horizontal, provoca una baja importante en el indicador de densidad, tal y como se muestra en la siguiente tabla.
La conjugación de las zonas metropolitanas en México tuvo lugar desde 1940, está relacionada con el crecimiento físico de varios centros de población sobre el territorio de dos o más estados, municipios, y en algunos casos, puede rebasar unidades político-administrativas nacionales. Este proceso se conoce con el nombre de “conurbación”, introducido por el autor de Patrick Geddes en 1915, con el objetivo de connotar la extensión generalizada de las ciudades.
Asimismo, cabe destacar que se desembocó una pérdida de población en la zona central de la ciudad, donde característicamente se concentran los equipamientos y servicios de mayor importancia, y una migración importante de esta población hacia las periferias predominantemente habitacionales. Esto influye en la terciarzación de la zona central (conversión de las viviendas por comercio local terciario), la inseguridad provocada por la generación de áreas completamente solitarias y en desuso en los horarios y su deterioro físico.
¿Cómo afecta un modelo de desarrollo expansivo a la movilidad de nuestra ciudad?
La dotación de redes de infraestructura vial y de servicios como agua potable, drenaje, electricidad, alumbrado, recolección de basura, transporte público, entre otros, se vuelve ineficiente. Las distancias a recorrer cada vez más largas para llegar a las zonas periféricas de la ciudad, subutilizan la capacidad de la infraestructura e implican costos de operación y mantenimiento altos, e incluso, innecesarios.
Este tipo de crecimiento concibe a la ciudad desde el punto de vista del automóvil, poco a poco la noción del peatón se ha ido perdiendo, y la desorganización del crecimiento en la ciudad han disminuido su habitabilidad desde el punto de vista de un peatón. Hoy en día es impensable que una persona pueda realizar sus actividades diarias de manera eficiente sin el uso de una unidad motriz (vehículo automotor que cuenta con dispositivos necesarios para moverse por si mismo) [2]. El automóvil representa un sistema de transporte individual que sorprendió a las ciudades y tomó el control rápidamente, influenciando la proliferación de los desarrollos periféricos y el crecimiento amorfo de la ciudad, y contribuyendo a aumentar la contaminación del aire, el tráfico y los accidentes de tránsito, la segregación social, y por ende, en el deterioro de nuestra calidad de vida.
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Arquitecta por el ITESM Campus Querétaro y Maestra en Urbanismo por la misma Universidad. Ha colaborado desde el 2010 en la coordinación de proyectos en materia de planeación urbana, control y administración del desarrollo, y movilidad en los Municipios metropolitanos de Corregidora y Querétaro. Actualmente es Directora de Investigación en Unlugar.[1] Se toman como referencia la zona conurbada de los municipios de Querétaro, Corregidora, Huimilpan y el Marqués, mismos que conforman la Zona Metropolitana de Querétaro reconocida por la Comisión Nacional de Población (CONAPO). [2] www. sct.gob.mxDelgado, Javier (1993). Querétaro: Hacia la Ciudad Región”. Revista de Estudios Demográficos y Urbanos [online]. Vol. 8, núm. 3, México, Colegio de México, pp. 655-699. Disponible en: http://estudiosdemograficosyurbanos.colmex.mx/index.php/edu/article/view/889 BAZANT S, Jan (2010). “Expansión Urbana Incontrolada y Paradigmas de la Planeación Urbana”. Espacio Abierto [online]. Vol.19, pp. 475-504. Disponible en: http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-00062010000300003&lng=es&nrm=iso ISSN 1315-0006. Gobierno del Estado de Querétaro. “Código Urbano del Estado de Querétaro”. Publicado en el periódico oficial del gobierno del Estado “La Sombra de Arteaga”, el 31 de mayo de 2012. INEGI. Resultados del Censo General de Población 1970; Resultados de los Censos Generales de Población y Vivienda 1980, 1990 y 2000; Resultados del Censo de Población y Vivienda 2010; y Conteo CONAPO. “Delimitación de las Zonas Metropolitanas de México 2010”. Disponible en: http://www.conapo.gob.mx/es/CONAPO/Zonas_metropolitanas_2010