Por Montserrat Mendoza.
La movilidad se conceptualiza en los desplazamientos origen-destino que tienen lugar en las ciudades, ya sea por medios de transporte motorizados o no motorizados, particulares o colectivos, haciendo referencia a la clasificación general de los modos de transporte que una persona puede utilizar para trasladarse de un lugar a otro.
La problemática de la movilidad urbana en las ciudades no es un factor de reciente aparición. Esta fue introducida entre las discusiones de los expertos por primera vez en la década de los sesentas como parte de un conjunto conceptual denominado “sostenibilidad”. Sin embargo, nunca había sido considerada de tan vital importancia como hasta ahora.
Durante los últimos años, la preocupación por mejorar las condiciones de movilidad se ha enfocado en sólo una cara de la moneda. Las acciones adoptadas se han enfocado a incrementar la velocidad de los traslados diarios, principalmente a través del aumento en la capacidad vial. Sin embargo, se ha demostrado que dichas acciones solamente promueven un incremento en el parque vehicular, y por tanto, se crean nuevas demandas. En este sentido, estudios realizados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en el 2009, describen que el aparente efecto positivo de las acciones de este tipo, tiene una duración máxima aproximada de seis meses.
El imparable incremento en el número de automóviles que circulan por la ciudad –derivado de una creciente preferencia de las personas por el uso de este modo de transporte– no solamente provoca la congestión vial que afecta el comportamiento del tráfico, y en consecuencia el tiempo y costo de traslado de las personas, sino que éste y las soluciones adoptadas conllevan efectos negativos mucho más profundos de carácter social, medio ambiental y económico, así como afectaciones a la salud; todo ello en perjuicio de la calidad de vida de los habitantes.
Existen diversos enfoques o paradigmas, cuyo objetivo principal es la atención o mitigación de los efectos negativos propiciados por el parque vehicular que entorpece la movilidad interna de las ciudades. En un estudio realizado en el 2011 por el Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés), “Ciclociudades: Manual Integral de Movilidad Ciclista para Ciudades Mexicanas”, se reconoce que existen dos enfoques principales bajo los cuáles se ha estado enfrentando el problema de la movilidad en las ciudades mexicanas:
Aún cuando el segundo enfoque descrito resulta una opción mucho más eficiente y equitativa, comete el mismo error que el primero. Al ignorar la razón por la que se están originando los desplazamientos existentes, así como la interacción funcional, se sigue concibiendo inconscientemente la problemática de movilidad como un mero entorpecimiento de los traslados.
En la planeación de las ciduades mexicanas predominan dos modalidades de administración del suelo que influyen directamente en la distribución de la vivienda, la localización disgregada de las distintas actividades, la fragmentación social y la aglomeración de la riqueza: la pragmatica de los mecanismos de valorización del suelo y el modelo cartesiano de zonificación.
La primera se relaciona con la disponibilidad de suelo de bajo costo en las periferias urbanas y el alto costo del suelo que aún se encuentra disponible en el centro de la ciudad y las zonas urbanas contiguas. Por una parte, con ello se elimina la oportunidad de que las personas de menores recursos económicos puedan acceder a una vivienda cercana a los equipamientos, servicios y lugares de trabajo (comúnmente ubicados en en el centro de las ciudades y zonas contiguas); y por otro lado, atrae el desarrollo inmobiliario hacia las periferias, promoviendo con ello la expansión de la ciudad.
La segunda se refiere a la forma en la que se distribuyen los usos de suelo en la ciudad, donde se asigna el mismo uso de suelo a un poligono de considerable extensión, sin la posibilidad de distinguir entre un centro de barrio, corredores de concentración comercial y de servicios, vialidades de mayor o menor importancia, etc. Podemos destacar entre sus consecuencias, la generacion de grandes zonas monofuncionales, como por ejemplo, predominantemente habitacionales acompañadas de comercios y servicios complementarios básicos, desde las cuales las personas tienen que trasladarse para acceder a la mayoría de equipamientos y servicios de mayor importancia, así como a los lugares de trabajo en la ciudad. Cabe destacar que existe una mayor concentracion de zonas monofuncionales en las periferias urbanas, lo que declara una dependencia de traslados de estas zonas hacia el centro de la ciudad.
Por tanto, una ciudad más incluyente es aquella que no solamente busca la eficiencia de los traslados y promueve el uso de medios de transporte más sustentables, sino que provee una accesibilidad equitativa a las oportunidades que ofrece la ciudad. La Carta del Nuevo Urbanismo establece entre sus principios que la ciudad sostenible requiere de una “distribución estratégica, a través de la región, de viviendas asequibles para los distintos estratos socioeconómicos, a fin de equiparar las oportunidades de trabajo y evitar concentraciones de pobreza”. No solamente es importante facilitar los traslados en las ciudades para realizar las actividades cotidianas, sino incluso reducir el número de estos y la distancia entre los puntos de origen y destino. Para ello, es indispensable fomentar el desarrollo de ciudades compactas, con usos de suelo mixtos y una mezcla de vivienda que incorpore distintas tipologías y sectores socioeconómicos de manera más homogénea.
En este sentido, se reconoce la existencia de un nuevo enfoque para el tratamiento de la movilidad en las ciudades, cuya prioridad no es el tratamiento de los traslados en sí mismos, sino su origen.
Reconocer el concepto de accesibilidad como fin principal de la movilidad urbana, permitirá reestructurar el funcionamiento de las ciudades a partir de mecanismos que estimulen el desarrollo de comunidades auto-sostenibles y permitan reducir los traslados de grandes distancias.
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Arquitecta por el ITESM Campus Querétaro y Maestra en Urbanismo por la misma Universidad. Ha colaborado desde el 2010 en la coordinación de proyectos en materia de planeación urbana, control y administración del desarrollo, y movilidad en los Municipios metropolitanos de Corregidora y Querétaro. Actualmente es Directora de Investigación en Unlugar.“Hacia Un Método Integrado de Identificación de subcentros a escala municipal: Un análisis para La Región Metropolitana de Barcelona”. AGUIRRE Núñez, Carlos y MARMOLEJO Duarte, Carlos. Ed.Arquitectura, Ciudad y Entorno. Cataluña, España, 2010 “Estructura Urbana y Policentrismo: Un análisis de los Sistemas Urbanos a partir de las relaciones económicas en la Región Metropolitana de Barcelona”. CHICA, J. Eduardo y MARMOLEJO Duarte, Carlos y MOIX Bergadá, Montserrat. Ed.Arquitectura, Ciudad y Entorno. Cataluña, España, 2010 “Ciclocidades: Manual Integral de movilidad Ciclista para ciudades Mexicanas”. Instituto para Políticas de Transporte y Desarrollo (ITDP), 2010Las series temáticas de Unlugar buscan permear hacia la sociedad información referente a diversos temas urbanos cuyas problemáticas conllevan soluciones complejas, donde a través de la concientización de los ciudadanos, se logre una sociedad más informada y empoderada, capaz de debatir y exigir cambios en los modelos de planeación y desarrollo de su ciudad.