Por Miguel Rodríguez.
Parte fundamental de la economía y lo que nos distingue de otras especies, es la capacidad que tenemos de desarrollar nuestro conocimiento para obtener riqueza de los recursos con los que contamos; y más importante aún es nuestra capacidad de compartir ese conocimiento para crecer como sociedad.
Antes de la revolución industrial, era suficiente saber transformar los recursos naturales para obtener bienes. Después, con la implementación de los procesos industriales, pasamos de invertir fuerza física a usar las máquinas y a obtener más provecho de los recursos; entonces surgieron los conceptos de fuerza, trabajo y capital. [1]
Escena de 'Modern Times'. Charles Chaplin. 1936
Hoy se nos pone enfrente una nueva etapa de desarrollo económico donde la mayoría de los habitantes de las ciudades cuentan con la capacidad intelectual para no sólo saber usar instrumentos de transformación, sino desarrollar nueva tecnología, nuevas tendencias, y enriquecer las ciencias y profesiones actuales, y así utilizar nuestro conocimiento para innovar, es decir, ser creativos.
La era del conocimiento trae consigo tendencias que se han hecho globales gracias a las tecnologías de la información donde todos tenemos la oportunidad de adquirir conocimientos y donde todos somos capaces de ser creativos en diferentes áreas.
Sin embargo algo que cambia según el país, y que permite un mayor de nivel de desarrollo creativo son los espacios de trabajo. Se han sustituido los espacios de generación de valor. Han pasado de ser granjas, a fábricas y después a corporativos. Cuando se cuenta con los espacios necesarios (abiertos o cerrados), para la generación de ideas y la posibilidad de compartir actividades creativas para después aplicarlas a los procesos productivos, la ciudad en su conjunto se convierte en el nuevo entorno para desarrollar nuestras capacidades intelectuales [2].
La generación de ideas disruptivas, ha sido una constante en la historia mundial, sin embargo nos han hecho creer que sólo los intelectuales o las esferas políticas tienen la capacidad de generar ideas de alto poder transformativo mientras los demás deben adecuarse a éstas para generar riqueza. Hoy sabemos que no es así. Mientras exista alguien que comparta conocimientos y experiencias con otro, surgirán grandes transformaciones, pero para esto necesitamos de un entorno que las fomente.
La creatividad humana tiene el potencial de generar valor, riqueza y empleos; la llamada Economía Creativa ha comenzado a funcionar en los países desarrollados, y es crucial como motor de impulso para los países en crecimiento.
La Economía Creativa, es un concepto que se basa en el potencial de los “bienes creativos” para generar crecimiento económico y desarrollo. La Economía Creativa llama a crear políticas públicas efectivas que permitan crecimiento cultural y económico, tomando en cuenta la riqueza y diversidad. [3]
El Foro Económico Mundial, divide los países según su tipo de economía; en un primer nivel, existen las economías basadas en los factores de producción, después las economías dirigidas por la eficiencia, y en un tercer nivel, las economías dirigidas por la innovación.
A nivel internacional se observa una relación positiva entre la innovación y el crecimiento económico. En los países más desarrollados, la innovación explica entre dos terceras partes de las tasas de crecimiento observadas para el PIB entre 1995 y 2006. [4]
De esta manera, la riqueza se derrama a un mayor número de personas y empresas.
Un país con mayores fortalezas en el ámbito de la innovación tendrá mayor capacidad para incrementar su productividad no sólo por el efecto directo que genera cualquier innovación, sino porque estará mejor preparado para enfrentar las incertidumbres generadas por el actual entorno de competencia global. [5]
Hasta el año 2008, los países con mayor inversión en innovación fueron: Japón, Suiza, Finlandia, Estados Unidos, Suecia y Alemania [6]; no es ninguna coincidencia que sean casi los mismos países quienes tienen los mejores niveles de competitividad según el Foro Económico Mundial, donde los primeros lugares los ocupan: Suiza, Singapur, Finlandia, Suecia, Holanda, Alemania y Estados Unidos. [7]
Según el índice de competitividad del Foro Económico Mundial, México está en el proceso de salir de una economía basada en la eficiencia a una economía basada en la innovación. Los dos pilares fundamentales para llegar a este tipo de economía son la Sofisticación en los Negocios y la Innovación y ambos conceptos están relacionados fuertemente con la creatividad.
Rise of Creative Economy. Who´s Your City. Richard Florida. 2008. http://www.creativeclass.com/_v3/whos_your_city/maps/#Rise_of_the_Creative_Economy
Actualmente en nuestro país son escasos los espacios dentro de la ciudad donde podemos compartir conocimiento, vivimos en ciudades de la época industrial, donde los puentes y las carreteras son símbolo de progreso, donde la comunicación cara a cara es escasa, y los espacios de transmisión de conocimiento son deplorables o muy caros.
Dentro del ranking de los países más innovadores estamos en el lugar 48 [8], dato que se asemeja al del índice de competitividad del Foro Económico Mundial, que nos ubica en el lugar 53 [9]. Si bien es cierto que estamos en la transición de ser una economía de eficiencia a una economía de innovación, seguimos abajo del promedio de los países dentro de la misma etapa, en factores como Innovación, Educación, Infraestructura y Tecnología. Para mejorar esos factores, es necesaria una política liberal que encamine a la libertad del conocimiento y al empoderamiento de las habilidades humanas; así como habilidades creativas, buenas condiciones de trabajo, el mejoramiento de las instituciones, infraestructura para compartir conocimiento, reducción de inestabilidad macroeconómica, eficiencia en el trabajo, y el mejoramiento del capital humano, entre otras. [10]
Según un estudio reciente de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), y el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), titulado Informe sobre la economía creativa 2010, dentro de Latinoamérica, México es líder en las industrias de la música, de los videojuegos, de los libros, la televisión, el cine; los nuevos medios, la imprenta, las artes visuales y dramáticas [11]. Es necesario tomar esa creatividad manual o artística que nos ha distinguido a los mexicanos a lo largo de la historia, y traspasarla a nuestros modelos de desarrollo económico y a las áreas en las que somos más deficientes en los índices de competitividad.
Para poder ser una sociedad que se generalice en el uso de la creatividad como pivote del desarrollo, es necesario aplicar estrategias creativas y procesos de diseño en las actividades económicas clave, en los procesos productivos, en la generación de políticas públicas, el desarrollo urbano y en la educación.
Open-Air-Library, Magdeburg (Germany), 2009
Es necesaria una transformación de la ciudad que fomente el crecimiento del capital humano y los elementos que componen las equidades de las que habla Adam Smith: la equidad de salud, legal y educativa; donde exista seguridad, transparencia, competencia y apertura. Dejemos que el gobierno ponga las condiciones, para que sea la sociedad quien impulse el desarrollo, busque o genere espacios para compartir conocimientos, para innovar y para emprender; seamos nosotros quienes decidamos que tan lejos puede llegar nuestra sociedad, involucrándonos en nuestro propio desarrollo como entes creativos. Así tendremos un país más abierto a la inversión y al progreso.
Desde mi punto de vista un factor clave para lograr esta transformación, es la aplicación de la creatividad dentro de los procesos productivos, educativos y de planeación social. Necesitamos un plan de desarrollo a largo plazo que estipule la creatividad, la innovación y la libertad de conocimiento como eje central para el desarrollo.
Como parte de la generación que comienza su camino productivo, es muy importante tener estos conceptos en cuenta. De nosotros dependerá si aprovechamos el bono generacional, la era de la comunicación, las libertades de expresión que generaciones pasadas no tuvieron en nuestro país, la calidad educativa a la que algunos tenemos acceso, y la capacidad de ver en la creatividad una pieza clave para la conjunción de todas las habilidades humanas.
No podemos ser una generación más, que dependa de las decisiones sexenales y decisiones de gobierno cortoplacistas. Al tener más conocimientos, somos responsables del futuro de los que no tienen acceso a él. Tendremos que valorar esa responsabilidad y convertirla en una oportunidad para transformar a nuestro país de manera más homogeneizada, porque sabemos que las decisiones unilaterales han llevado a nuestro país a la bancarrota. Valoremos las propuestas e ideas individuales para que con ellas construyamos un país más plural, creativo y desarrollado.