Lo más emocionante de comenzar un año nuevo son todos los propósitos y metas que, por tradición, con cada una de las 12 campanadas nos planteamos alcanzar.

Por qué no en este 2018, además de plantearnos metas personales, agregamos 12 importantes propósitos que podemos aportar a la ciudad. Desde un pensamiento colectivo y no individual, estas acciones se encaminan a mejorar nuestra participación como ciudadanos y las relaciones de convivencia que se dan a lugar en la familia y  el espacio público; su beneficio será, sin duda, para TODOS.

1. Respetar las señales de tránsito.

Las señales de tránsito indican parámetros de acción permitidos y de alerta diseñadas para garantizar la correcta operación de la infraestructura vial desde un enfoque de convivencia entre los distintos usuarios de la vialidad.

Sin importar el medio en el que te muevas por la ciudad –peatón, bicicleta, transporte púbico, vehículo particular– respetar las señales de tránsito de velocidad, las luces de los semáforos, las señales de alto, las cebras peatonales, las zonas de estacionamiento no permitido, las ciclovías, las paradas de transporte público, etc., es una responsabilidad compartida para promover, en principio, la seguridad de todos.

2. Ayudar a un desconocido.

La empatía es un valor ciudadano que permite crear verdaderos lazos comunitarios en una sociedad.

Ayudar a cruzar a una persona de la tercera edad o con alguna discapacidad, a cargar bolsas, cajas u otras cosas, o bien, ceder el lugar de asiento a alguien que lo necesite, son algunos ejemplos que podemos realizar para demostrarla.

3. Cuidar del espacio público.

El espacio público habla de sus ciudadanos, por lo que involucrarnos en su cuidado también es una responsabilidad, principalmente cuando de limpeza se trata.

Acciones tan sencillas como barrer y mantener limpia la banqueta fuera de tu casa o negocio, no tirar basura en los espacios públicos, y levantar aquella que nos encontremos caminando, demostrarán nuestro interés por la imagen de la ciudad y el bienestar de quienes la cohabitan.

4. Caminar la ciudad.

Los centros comerciales y supermercados con sus inmensos estacionamientos no son lugares en los que se propicia la convivencia social; son en realidad, generadores de individuos y muy pocos ciudadanos. Para hacer ciudad, hay que hacer ciudadanía, y esta se forma en el espacio público.

En las calles, los parques, plazas, etc., las personas interactúan y negocian el bien común. Tener el propósito de caminar la ciudad y visitar algún espacio público es una forma de conocer el medio que te rodea y la sociedad que en él participa, generando además un sentido de pertenencia por el espacio público.

5. Respetar las ciclovías.

Cada vez son más los ciclistas que circulan por la ciudad y el empeño que se destina a mejorar e implementar las condiciones de infraestructura necesarias para que éstos circulen con seguridad, debido a que éstos ocupan, tras los patones, una prioridad en cuanto inversión pública y desarrollo derivada de los grandes beneficios que la bicicleta aporta como medio de transporte a la economía, la sociedad, la salud pública y el medio ambiente.

Los ciclistas tienen el derecho de circular con la certeza de que son respetados como usuarios de la vialidad; en este sentido, peatones y vehículos deben asegurarse de no obstaculizar las ciclovías para caminar, esperar, estacionarse, rebasar, o cualquier otra acción que no sea señalada como permitida.

6. Cruzar por las cebras peatonales.

Las cebras peatonales son señales que dan aviso al resto de los usuarios sobre la preferencia del peatón en dicho espacio vial; por lo tanto, son los puntos más convenientes y seguros para cruzar la calle.

Utilizar las cebras peatonales es una manera de contribuir al buen funcionamiento de la vialidad, así como de hacerte respetar como usuario de la vía, y mostrar a su vez respeto hacia los demás.

7. Participar en tu colonia.

Todos somos corresponsables de lo que pasa en nuestra comunidad; de una u otra manera, como parte de ella en nuestra práctica influimos de manera positiva o negativa en las condiciones que la caracterizan.

En este sentido, es nuestro deber aisistir a las reuniones, mantenerse informado, colaborar en las actividades vecinales, y principalmente, realizar propuestas encaminadas a mejorar tanto su calidad física como de convivencia.

8. Separar la basura.

La desmesurada generación de basura derivada de los patrones de consumo actuales es una de las problemáticas con mayores consecuencias negativas sobre el medio ambiente y los ecosistemas.

Desde el entorno familiar, la separación de la basura orgánica e inorgánica, así como aquella que se puede reciclar como PET, vidrio, aluminio, papel, cartón, etc., es una práctica, en realidad muy sencilla, que puede coadyuvar a gran escala a disminuir los efectos negativos. Además, es una buena forma de concientizarnos sobre nuestros propios patrones de consumo, permitiéndonos identificar nuevas opciones que nos ayuden a generar menos basura.

9. Ir al trabajo/escuela en bici.

Los medios de transporte motorizados aumentan los índices de contaminación del aire y enfermedades relacionadas con la función cardiovascular y respiratoria.

Usar la bicicleta para realizar actividades cotidianas, como ir al trabajo o la escuela, contribuye al tiempo de ejercicio diario necesario para manetener una buena salud, al mismo tiempo que ayuda a mejorar la calidad del aire que TODOS respiramos.

10. Usar el transporte público.

Si bien las distancias mayores que no puedan recorrerse caminando (hasta 1.6km aprox.) o en bicicleta (hasta 8km aprox.), es más conveniente abordarlas con la ayuda de un vehículo motorizado. Tomar la decisión de utilizar el transporte público  sobre el auto es una decisión responsable y solidaria con el bienestar de todos.

El transporte público es más eficiente que el auto, principalmente por su capacidad de pasajeros, ya que la huella de los costos adversos que se generan sobre la economía, el medio ambiente y la salud, se distribuyen entre un mayor número de personas.

11. Cuidar de los recursos no renovables.

El agua es un líquido vital que no podemos “crear” de ninguna forma. Para cuidarla se debe ser consciente de la cantidad de agua que se utiliza al lavar los trastes, reutilizar el agua que se desecha de la lavadora con una cubeta para los inodoros o patios; y lavarse los dientes con solamente un vaso de agua.

Por otro lado, la gasolina proviene también de un recurso no renovable: el petróleo. Para cuidarla se debe conducir a velocidades bajas en vialidades con semáforos -contaminamos más si aceleramos para después tener que detenernos, y el “ahorro en tiempo” es prácticamente nulo-. Asimismo estacionarse en lugares cercanos y luego camina hasta tu lugar de destino. Evitar recorrer este último tramo, o las vueltas en los estacionamientos te ahorrará tiempo, a largo plazo te ahorrará dinero, y de inmediato, estarás contribuyendo con el medio ambiente.

12. Usar el auto de forma responsable.

Ninguno de los modos de transporte, incluyendo el auto, es en realidad mejor o peor, siempre que la opción elegida sea la más eficiente para realizar el traslado deseado considerando la distancia, el tiempo y los medios que proporciona la infraestructura para movernos con seguridad; lo primero es tomar unos minutos para pensar en la opción más eficiente; caminar, andar en bicicleta y utilizar el transporte público son, en ese orden, las opciones más benéficas para la ciudad.

Por otro lado,  el auto compartido es una acción que llevada a cabo abona a una actitud responsable para con la ciudad y el medio ambiente. Esta sugiere el uso del automóvil particular a su máxima capacidad de pasajeros, es decir, compartir el vehículo con otras personas que viajen desde o hacia la misma zona o puntos cercanos a paradas de transporte público. Con ello, se disminuye la huella ecológica y otros costos calculados por usuario como la emisión de gases contaminantes, la ocupación del espacio público, y el costo de la gasolina.

Y tú, ¿qué propones para ser un buen ciudadano este año?